EL ESPAÑOL NUESTRO
EL ESPAÑOL NUESTRO
El fonema /k/ puede aparecer representado hasta de cuatro formas distintas: con los grafemas c, k, q o con el dígrafo qu.
Se recomienda escribir: bikini, mejor que biquini; caqui, mejor que kaki; folclor(e), mejor que folklor(e); Irak, mejor que Iraq; kimono, mejor que quimono; neoyorquino, mejor que neoyorkino; póker, mejor que póquer; queroseno, mejor que keroseno. Moka, del francés moka, y este del árabe, da nombre a un café de buena calidad procedente de la localidad homónima de Yemen; se admite también moca.
Curdo, -a o kurdo, -a, del francés kurde, y este del árabe, es el gentilicio con que se conoce a los naturales del Curdistán y también el adjetivo que se refiere a lo relativo a este pueblo o nación repartido entre los Estados de Turquía, Irán, Iraq y Siria.
Según la nueva Ortografía de la lengua española, los extranjerismos, al ser adaptados al español, deben transformar la ll etimológica en l, como puede verse en la frase a capela (del italiano a cappella) o la palabra pulóver (del inglés pullover).
No existen palabras españolas terminadas en ll, ni escritas con ll seguida de consonante, por eso, la castellanización de overall es overol y la de bulldozer, buldócer —esta última aparece en el Panhispánico (2005).
Como usted sabe, en español para realizar el fonema /s/ disponemos de los grafemas s, c, z: sa, se, si, so, su y za, ce, ci, zo, zu. Hay palabras que presentan variantes con s, z o c (antes de e, i): bisnieto/ biznieto, biscocho/ bizcocho, casabe/ cazabe, manisero/ manicero, mescolanza/ mezcolanza, sábila/ zábila, sinsonte/ sinzonte, sapote/ zapote. Usted escoge la que prefiera.
Uno de los problemas de la lengua en que menos orientados nos hemos sentido los hispanohablantes es el relacionado con las secuencias de dos vocales. La nueva Ortografía de la lengua española recomienda la simplificación siempre que la reducción se halle generalizada en el habla y no existan problemas de identificación del término: antimperialismo, prescolar.
Sin embargo, precisa el documento, no deben simplificarse: reestablecerse, reemitir y reevaluar, —que, sin embargo aparecen en el DRAE con una sola e y no con dos—, y ultraamoral o semiilegal, en las que, lógicamente, la reducción afectaría el sentido. Otra que, a mi juicio, no debe simplicarse es microondas, en la cual la pronunciación exige la duplicación.
Alguien que no olvida las lecciones que recibiera del Dr. López Palacios, de la Universidad Central de Las Villas, quien repetía a sus alumnos: «No se concibe un profesor universitario que no escriba y se exprese correctamente» —frase en la que yo me atrevería a sustituir «profesor universitario» por «profesional»—, me hace llegar un documento oficial de uno de nuestros ministerios en el que aparece el siguiente texto: «Este certifico será utilizado para su entrega por cada entidad a…». Ese empleo de la forma verbal certifico como sustantivo constituye un disparate, que al figurar en un documento oficial se difunde entre la población. El documento al que se hace alusión se llama certificado. De igual modo, es bastante común el empleo erróneo de la forma verbal autorizo por el sustantivo autorización.
Con respecto a la h, según la nueva Ortografía de la lengua española, en algunas palabras extranjeras se ha conservado la aspiración: hámster, hándicap, hawaiano, hitleriano. En otros casos se ha adaptado el extranjerismo con la letra j: jonrón, jaibol.
Se mantiene la existencia de palabras que tienen variantes con h y sin ella: alelí/ alhelí,
armonía/ harmonía, arpa/ harpa, arpía/ harpía. Usted escoge cómo escribirlas.
Algunos nombre propios de países han sido simplificados en su castellanización. Es el caso de: Tailandia, no Thailandia; Tokio, no Tokyo; Vietnam, no Viet Nam, entre otros. Biobío —así, unido y con tilde— es el nombre de una región de Chile, cuya capital es la ciudad de Concepción. Los grandes ríos estadounidenses se llaman Misisipi o Misisipí y Misuri.
Por cierto, Querétaro, nombre de una ciudad de México, el cual significa 'isla de las salamandras azules', fue considerada por más de 33 000 votantes la palabra más hermosa del español.
El fonema /k/ puede aparecer representado hasta de cuatro formas distintas: con los grafemas c, k, q o con el dígrafo qu.
Se recomienda escribir: bikini, mejor que biquini; caqui, mejor que kaki; folclor(e), mejor que folklor(e); Irak, mejor que Iraq; kimono, mejor que quimono; neoyorquino, mejor que neoyorkino; póker, mejor que póquer; queroseno, mejor que keroseno. Moka, del francés moka, y este del árabe, da nombre a un café de buena calidad procedente de la localidad homónima de Yemen; se admite también moca.
Curdo, -a o kurdo, -a, del francés kurde, y este del árabe, es el gentilicio con que se conoce a los naturales del Curdistán y también el adjetivo que se refiere a lo relativo a este pueblo o nación repartido entre los Estados de Turquía, Irán, Iraq y Siria.
Según la nueva Ortografía de la lengua española, los extranjerismos, al ser adaptados al español, deben transformar la ll etimológica en l, como puede verse en la frase a capela (del italiano a cappella) o la palabra pulóver (del inglés pullover).
No existen palabras españolas terminadas en ll, ni escritas con ll seguida de consonante, por eso, la castellanización de overall es overol y la de bulldozer, buldócer —esta última aparece en el Panhispánico (2005).
Como usted sabe, en español para realizar el fonema /s/ disponemos de los grafemas s, c, z: sa, se, si, so, su y za, ce, ci, zo, zu. Hay palabras que presentan variantes con s, z o c (antes de e, i): bisnieto/ biznieto, biscocho/ bizcocho, casabe/ cazabe, manisero/ manicero, mescolanza/ mezcolanza, sábila/ zábila, sinsonte/ sinzonte, sapote/ zapote. Usted escoge la que prefiera.
Uno de los problemas de la lengua en que menos orientados nos hemos sentido los hispanohablantes es el relacionado con las secuencias de dos vocales. La nueva Ortografía de la lengua española recomienda la simplificación siempre que la reducción se halle generalizada en el habla y no existan problemas de identificación del término: antimperialismo, prescolar.
Sin embargo, precisa el documento, no deben simplificarse: reestablecerse, reemitir y reevaluar, —que, sin embargo aparecen en el DRAE con una sola e y no con dos—, y ultraamoral o semiilegal, en las que, lógicamente, la reducción afectaría el sentido. Otra que, a mi juicio, no debe simplicarse es microondas, en la cual la pronunciación exige la duplicación.
Alguien que no olvida las lecciones que recibiera del Dr. López Palacios, de la Universidad Central de Las Villas, quien repetía a sus alumnos: «No se concibe un profesor universitario que no escriba y se exprese correctamente» —frase en la que yo me atrevería a sustituir «profesor universitario» por «profesional»—, me hace llegar un documento oficial de uno de nuestros ministerios en el que aparece el siguiente texto: «Este certifico será utilizado para su entrega por cada entidad a…». Ese empleo de la forma verbal certifico como sustantivo constituye un disparate, que al figurar en un documento oficial se difunde entre la población. El documento al que se hace alusión se llama certificado. De igual modo, es bastante común el empleo erróneo de la forma verbal autorizo por el sustantivo autorización.
Con respecto a la h, según la nueva Ortografía de la lengua española, en algunas palabras extranjeras se ha conservado la aspiración: hámster, hándicap, hawaiano, hitleriano. En otros casos se ha adaptado el extranjerismo con la letra j: jonrón, jaibol.
Se mantiene la existencia de palabras que tienen variantes con h y sin ella: alelí/ alhelí,
armonía/ harmonía, arpa/ harpa, arpía/ harpía. Usted escoge cómo escribirlas.
Algunos nombre propios de países han sido simplificados en su castellanización. Es el caso de: Tailandia, no Thailandia; Tokio, no Tokyo; Vietnam, no Viet Nam, entre otros. Biobío —así, unido y con tilde— es el nombre de una región de Chile, cuya capital es la ciudad de Concepción. Los grandes ríos estadounidenses se llaman Misisipi o Misisipí y Misuri.
Por cierto, Querétaro, nombre de una ciudad de México, el cual significa 'isla de las salamandras azules', fue considerada por más de 33 000 votantes la palabra más hermosa del español.
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